EXPANSION Y CONQUISTA DEL IMPERIO


En el Periodo Omeya y Abassida.
La rápida expansión y la notable rapidez de la difusión de la religión debe atribuirse al uso de la fuerza militar el que extendió las fronteras del imperio Árabe-Musulmán a su máxima amplitud, enmarcando lo que sería el mundo musulmán clásico, donde se desarrollaría su civilización. Aunque en el transcurso de los siglos venideros el imperio iba a ganar nuevos territorios, ya no volvería a alcanzar jamás dicha superficie.

Imperio Bizantino (Parte del actual Turquía y Grecia) En la frontera de la provincia de Siria con Asia menor, los árabes se enfrentaban con este poderoso imperio. Los montes Taurus como frontera natural y el carácter no arábigo de la población de Anatolia dificultaron la conquista de la región; la ocupación no paso mas allá del taurus y de algunas regiones de Armenia, limitándose estos a frecuentes incursiones de hostigamiento. Cabe destacar la ofensiva organizada por Muawiya, que en una acción combinada marítimo-terrestre trató de conquistar Constantinopla (673-678) dando dura pelea y donde el emperador Constantino Pogonato a toda costa la defendió mediante el llamado fuego griego (La fórmula del fuego griego se mantuvo como un secreto de Estado por el Imperio bizantino durante siglos. Aún se discute acerca de su composición exacta, que tenía que ver con la mezcla de materiales inflamables como el sulfuro y el betún, en una base de petróleo. Esta mezcla, parecida a una jalea, se lanzaba sobre el enemigo mediante tubos que funcionaban por la presión de unas bombas). La capital bizantina fue nuevamente asediada por los árabes en 717-718, sin éxito. Desde que Muawiya organizó una flota de guerra, habría una serie de combates por la hegemonía del mediterráneo, manteniéndose una situación de equilibrio.

Siria y Palestina La conquista de la Siria Bizantina se desarrollo en forma paralela a la de Irak y de Persia.
El ataque a la ciudad de Damasco fue planeado deliberadamente, a diferencia de lo ocurrido en el este. todavía estaba fresco el recuerdo del profeta y su fallida expedición contra ciudades del Imperio Bizantino. Por esto los sucesores de Mahoma se sintieron obligados a cumplir con éxito la meta que él se había impuesto. Y Siria era un objetivo codiciado desde hacía tiempo por ser destino de otra de las lentas migraciones árabes procedentes del desierto, y además se relacionaba con Arabia por comercio, religión y cultura. Así, la ciudad se constituyó en un objetivo importante de conquista. Por otra parte, el imperio Bizantino se encontraba en graves dificultades económicas y de recursos fiscales. A ello se le sumaban diferencias religiosas internas, pues los Sirios y las tribus árabes de la frontera, enemistados con el poder central de Bizancio porque no les pagaba por sus servicios de defensa, miraban con ojos amistosos a los musulmanes de Arabia.
En 633, tres columnas del ejército árabe, con cerca de 7.000 efectivos cada una, se dirigieron hacia Damasco, la codiciada urbe bizantina. Dos de ellas tomaron el camino hacia Transjordania y la tercera debía invadir Palestina por el sur. El objetivo de estas fuerzas estaba, en realidad, poco claro. Lo primero era hacer la guerra a los infieles y, a través de la campaña, conseguir botín.
Después de eso, esperaban llegar hasta donde Alá quisiera. En aquel momento, y debido a la falta de perspectiva militar, no había un general que agrupara a todas las fuerzas de la expedición, sino que cada uno actuaba por su cuenta, impulsados en gran medida, por la necesidad de acción y de rapiña.
En Febrero del año 634 comenzaron los primeros encuentros armados con las fuerzas bizantinas en la Palestina meridional. Al sur del mar muerto y en Datina, junto a Gaza los árabes aniquilaron a un cuerpo de tropas enemigas. Luego se esparcieron por el territorio conquistado, devastando los poblados que hallaron a su paso.

Irak Año 633 Jalid ibn al Walid envió a su compañero de armas Mutanna hacia el río Eufrates, comenzando los dos aliados a recorrer el territorio a la cabeza del ejército Árabe. Sometiendo primero a la ciudad de Hira, cuyos gobernantes capitularon, salvándose del saqueo al pagar una considerable suma de dinero a los invasores.
De esta manera se inicia una serie de guerrillas entre los Árabes y los Persas entre el Tigris y el Eufrates. En el 634, Jalid es trasladado por Abu bakr al frente de Siria, quedando la conquista de Irak a cargo de Mutanna. Derrotado en la "Batalla del puente" por los Persas, murió poco después a causa de las heridas de la batalla. Mutanna es considerado un factor clave para la posterior ocupación de Irak.
La batalla decisiva se libró el 637, cerca del río Eufrates. El enfrentamiento se produjo en Qadisiyya, entre el río y el Desierto Sirio, cerca de la recién ocupada Hira. Las Fuerzas Árabes fueron comandadas por Saad ibn Waqqas, y los Persas, por el mariscal Rustem. Fue una completa victoria para los Árabes de esta forma el ejército victorioso entro a la capital conquistada, Bufa y Basora señalaron el comienzo del dominio Árabe en Irak.

Persia (actual Irán) Hacia el este, la conquista del territorio Persa de los Sasánidas se iba completando. La provincia de Jurasán había de servir de base para las sucesivas incursiones a transoxiana. (actual Afganistán, Pakistán). El ataque al altiplano iranio impulsado por el califa Umar desde medina, se inició desde el sudeste con la invasión del Juzistán. Ocupado este lugar en el 642, las conquistas previas al asalto del altiplano se completan con la toma de Yundesabur y Susa en el mismo año.
La gran batalla que dio a los árabes el triunfo definitivo sobre los Persas fue librada también en el 642,en Nihavend, en donde estos volvieron a intentar el tipo de lucha de Qadisiyya: lucharon por días contra un ejército enemigo superior en número, el que, esta vez, casi no tuvo desertores. Los Persas presentaron una dura resistencia, pero finalmente los árabes consiguieron la victoria.
Después de este combate, la resistencia Persa, si bien no cesó, disminuyó notablemente al desintegrarse su ejército, y ya no se enfrentaría en otras guerras contra los Mahometanos.
En el lapso de 644-45 cayó en mano de los árabes la ciudad de Rayy (cerca de Teherán) que era el centro político, económico y cultural mas importante de la Persia Septentrional. Al mismo tiempo, los árabes avanzaban por el sur del Irán. En realidad, los ejércitos se encontraban tras la victoria final, la que se consolidaría si lograban reducir al "Rey de Reyes", el monarca persa Yazdgard III, fugitivo desde las primeras conquistas de Umar. En un intento desesperado, el Rey pidió ayuda incluso al emperador de la China. Pero sus intentos fueron infructuosos y, finalmente el último soberano sasánida murió asesinado en 651, cerca del río Murgab. Así concluyó la caída de uno de los imperios más poderosos del mundo antiguo, y en menos de diez años, a causa del empuje incontenible del Islam y del resquebrajamiento interior que padecía.

Afganistán fue ocupado en 699-700. Más tarde, Qutayba ibn Muslim, gobernador del Jurasán, se apoderaría del Tojaristán (710-712), de Samarcanda y la Fergana ciudades del actual Uzbekistán. (713-714), convirtiéndose las las ciudades de Bujara y Samarcanda en importantes centros Islámicos en Asia central. La invasión árabe afectó a Afganistán probablemente de forma más decisiva que cualquier otra influencia extranjera. En los siglos posteriores, por ello, el Islam se convirtió en la religión dominante y el control político árabe fue sustituido por el dominio iraní y turco. El completo predominio turco en el área se estableció al final del siglo X y principios del siglo XI gracias al sultán musulmán Mahmud de Ghazni. En consecuencia la cultura islámica logró cotas brillantes bajo la dinastía ghuri afgana o iraní (1148-1215).
Territorios del Sur Las conquistas prosiguieron con la conducción del yerno de Alhayyay, Muhammad ibn al Qasim, quien conquistó entre los años 710-712 el Beluchistán (Junto al mar Arábigo) y el Sind (junto al río Indo).

India Año 713, después de sucesivas incursiones, fue ocupado el centro budista de Multán, que se convertiría por un breve período en el lugar más avanzado del Islam en la india. Concluido el prolongado periodo de luchas internas, un nuevo poder, sólidamente unido bajo el Islam, apareció en Asia occidental. Este nuevo poder era Khurasan, antes una provincia Samaní que Mahmud de Ghazni (que reinó desde 999 hasta 1030) había transformado en un reino independiente. Hábil guerrero cuya soberanía sobre Khurasan había sido reconocida por el califa de Bagdad, Mahmud lanzó en el 1000 la primera de las 17 expediciones consecutivas a través de la frontera afgana hacia la India. Estas incursiones estuvieron marcadas por victorias sobre los indios desunidos. Hacía el 1025 Mahmud había saqueado numerosas ciudades de la India occidental, entre las que se contaba el riquísimo puerto de Somnath y había anexionado la región de Punjab a su imperio.El más afortunado de los gobernantes musulmanes después de Mahmud fue Muhammad de Gur, cuyo reinado comenzó en 1173. Considerado por la mayor parte de los historiadores como el fundador real del poder musulmán en la India, inició sus campañas de conquista en 1175. En el curso de las tres décadas siguientes, sojuzgó toda la llanura Indo-Gangeática al oeste de Benarés (ahora Vārānasi). A la muerte de Muhammad de Gur, Qutb-ud-Din Aybak, su virrey en Delhi y un antiguo esclavo, se proclamó sultán. La denominada dinastía de los Esclavos, fundada por Qutb-ud-Din, su único gobernante destacado, duró hasta 1288.Otro hábil musulmán, Ala-ud-Din (que reinó desde 1296 a 1316), fue el segundo gobernante de la dinastía siguiente, la Khalji. Consolidó el reino de la India al conquistar el Decán. No obstante, antes de que finalizase su reinado, los mongoles comenzaron a infiltrarse por las fronteras del norte de sus dominios. Muhammad Tugluq, el último sultán importante de Delhi, enajenó tanto a los musulmanes como a los hindúes por su crueldad y fanatismo religioso. El imperio estaba dividido por levantamientos revolucionarios y algunas provincias, entre las que destaca Bengala, se separaron. Los tumultos se incrementaron tras la muerte de Tugluq. En 1398, cuando el conquistador mongol Tamerlán guió sus ejércitos hasta la India, se encontró con muy poca resistencia organizada. Tamerlán completó su invasión victoriosa al saquear y destruir Delhi y masacrar a sus habitantes. Se retiró de la India poco después del saqueo de Delhi, dejando los restos del imperio a Mahmud (que reinó desde 1399 hasta 1413), el último de los Tugluqs. En 1414 el primero de los sayyids sucedió a Mahmud; esta era una dinastía que después fue expulsada del poder por Bahlol (que reinó desde 1451 hasta 1489), fundador de la línea Lodi de reyes. La Dinastía lodi, por lo general débil e ineficaz, terminó en 1526. En ese año Babur, un descendiente de Tamerlán y el fundador de la gran dinastía mogol, llevó a cabo una serie de incursiones en la India que finalizaron con la derrota del ejército de Lodi. Babur ocupó Āgra, la capital Lodi, y se proclamó a sí mismo emperador de los dominios musulmanes. Después de cuatro años de su victoria inicial, Babur controlaba una gran parte del continente de la India.Como consecuencia del debilitamiento de la dinastía Sayyida de Delhi (1414-1451), su último soberano, Alam, abdicó voluntariamente. Bahlol, un poderoso gobernador afgano del Punjab, sustituyó a Alam y fundó la dinastía Lodi. Bahlol (1451-1489) extendió la autoridad del sultanato de Delhi por toda la cuenca del Ganges hasta Bihar. Sus sucesores, Sikander (1489-1517) e Ibrahim Lodi (1517-1526), conquistaron Bihar y otras regiones al sur del mencionado río. Los Lodi establecieron un eficaz sistema administrativo en las provincias centrales de sus reinos, que sirvió de modelo para los posteriores gobernantes. La supervivencia de Bahlol y Sikander se debió, en parte, a que distribuyeron el poder sobre determinados estados entre sus partidarios afganos.Sin embargo, Ibrahim Lodi enfatizó el poder absoluto de los sultanes, lo que molestó a la nobleza. En este contexto, el conquistador mogol Babur, que había establecido su poder en Kabul en 1504, inició en 1519 una serie de incursiones en territorio indio; en 1523 y 1524, con la ayuda de algunos nobles afganos, emprendió una expedición al Punjab, y en 1526 dirigió una nueva incursión que culminó en la batalla de Panipat (a unos 70 km al norte de Delhi) contra las fuerzas de Ibrahim Lodi. A pesar de que éstas eran numéricamente superiores, la estrategia de Babur se impuso. Ibrahim murió, sus tropas se diseminaron y el sultanato de Delhi fue reemplazado por el Imperio mogol.

China Una vez alcanzado Syr Darza (antiguo Yaxartes), se inicio la penetración árabe en China, que la Batalla de Talas frenaría definitivamente en 751, aportando nuevos territorios al ya extenso imperio.

Norte de África Hacia la marca occidental, se reinició con los omeyas. Entre los años 660 y 663 se realizaron varias expediciones. Sin embargo. La decisiva se produjo con Uqba Ibn Nafi en 670, quien fundó un campamento militar en qayrawan (Kairuán), que sirvió de base para la conquista del África septentrional o provincia de Ifriqiya, y para proteger las comunicaciones con Egipto. La población bereber que ocupaba la región ofrecía una difícil y permanente resistencia, destacándose la revuelta dirigida por Kusayla, que en el año 683 infligió una derrota a los árabes en Biskora, donde falleció Uqba, provocando con esto la evacuación de Ifriqiya.
Finalmente, después de un intento fallido en 695, en 698 los árabes tomaron Cartago (actualmente Túnez), asegurándose la hegemonía en el norte de África. Musa Ibn Nusayr, gobernador de Ifriqiya, extendió el dominio árabe hasta el atlántico entre los años 705-708.

España Musa Ibn Nusayr, Gobernador de Ifriqiya, extendió el dominio árabe hasta el Atlántico entre los años 705-708. En Julio de 710 se realizó la primera expedición contra España, hasta que en abril de 711, Tarik Ibn Ziyad un bereber Islamizado dio inicio a la conquista de la península Ibérica, desembarcando en el lugar llamado desde entonces Iyabal Tarik (Gibraltar o Roca de Tarik) y derrotando al rey Visigodo Rodrigo a orillas del río Guadalete.
Las ciudades de Córdoba y Toledo caerían inevitablemente en manos Árabes en octubre y noviembre de 711. Prácticamente la totalidad de España cayó en manos moriscas en los cinco años siguientes.

Francia
Las conquistas árabes, estas comenzaban con razzias que, en el caso de España atravesaron Navarra y Aragón y desembocaron un día en Francia. En fechas tan tempranas como el 714, el propio Tariq había lanzado grupos de asalto que llegaron hasta Avignon y Lyon. Con Abdel Azis También se acercarían y tomarían Narbona ciudad del mediterráneo situada cerca del actual límite con España, pero la ocupación mas definitiva vino recién en el 720, con el gobernador Samh Ibn malik, el cual aunque intentó en vano la conquista de Tolosa, inauguró en aquel entonces el dominio árabe de 30 ó 40 años sobre Narbona, hasta que fue tomada por Pipino en el año 759. Mientras Narbona fue árabe se convirtió en la base de las correrías por esa región europea, llegando las expediciones incluso a Carcasona y Nimes, y por el Ródano y el Saona, hasta Borgoña y Autun. En Francia, los árabes se enfrentaron con una decadente monarquía merovingia. La batalla mas famosa de estas campañas fue la de Poitiers, que detuvo el avance musulmán en el 732.
Los árabes provenientes de los pirineos Occidentales, mandados por el gobernador de España, Adbel Rahman al-Gafiqi, vencieron al duque Eudes, de Aquitania, en la confluencia del Dordoña y el Garona ( Burdeos, Francia). Una vez que saquearon Burdeos se dirigieron hacia el norte por Angulema Y Poitiers en dirección a Tours. Pero antes de llegar a ese Lugar, fueron detenidos por el merovingio Carlos Martel hijo de Pipino de Heristal. La extensión de las Conquistas Árabes obligaba a una dispersión de hombres demasiada alta. Así y todo, la capacidad de sus ataques continuaron, incursionando en ciudades como Provenza, Saint Remi, y Avignon prolongándose sus correrías hasta los siglos X y XI.

Sicilia En el año 827, los árabes invadieron Sicilia con el emir Ziyadat Allah, tanto por continuar con la guerra santa como para escapar de problemas internos surgidos en su emirato. Al mando de la expedición se encontraba Asad ibn al-Furat, un jurista animado de un gran espíritu religioso Desembarcó en Mazara en junio del 827, venciendo fácilmente a un jefe bizantino y avanzando por el interior hacia Sicilia oriental. Finalmente, después de un largo asedio conquisto la capital administrativa de la isla, Siracusa.

Italia Pocos Años después de invadir Sicilia se embarcaron en la empresa de conquista de la península Itálica, así se apoderaron de ciudades como Bari (situada en las costas del mar adriático) y de algunas otras ciudades, mas tarde marcharon a Roma y llegaron casi a las puertas de esta. Pero el pontífice León IV refortificó la muralla de Aurelio y reconstruyó algunas defensas destruidas por los sarracenos anteriormente y con la ayuda de Bizantinos además de Cristianos provenientes de algunas partes de Europa y de las ciudades de la Campania (Nápoles, Salerno, Caserta) los derrotó, mas tarde formo una flota naval combatiéndolos en el año 849 frente a las costas de Ostia (situada en la desembocadura del río Tíber, al suroeste de Roma). después de esto los obligó a retirarse más allá del estrecho de Mesina (ésta separa la bota Ibérica de la isla de Sicilia).-


BATALLA DE BADR (624)

El combate comenzó cuando tres combatientes de Quraish se adelantaron a pie para entablar un enfrentamiento de hombre a hombre: Otba Ibnu-Rabi’a, Shaiba Ibnu-Rabi’a y Al-Walid Ibnu-Otba. Tres musulmanes de los Al-Ansâr (Los auxiliadores del Profeta) se adelantaron a pie para hacerles frente, pero éstos rehusaron y pidieron luchar con sus homólogos (de entre los emigrados). El Profeta, eligió a los siguientes tres: a Ali Ibnu-Abi-Talib, a Hamza Ibnu-Abd-Al-Muttalib y a Abu-Ubaida Ibn-Al Haruz Ibnu Abd-Al-Muttalib.
Observa que cada vez que se exigía ofrecer sacrificio, el Profeta, lo hacía con sus familias, y no con los extraños.
El duelo terminó con la muerte de Al Walid y Shaiba a manos de Ali y Hamza respectivamente. Sin embargo, Otba y Abu-Ubaida siguieron combatiendo hasta que el último perdió su pierna. Y cuando estaba respirando su último aliento, miró hacia el Profeta y le preguntó: “¿ He cumplido con mi deber, Profeta de Al·lâh?.”… ¿Has visto hasta qué grado llega el amor y la lealtad?… El Profeta, dijo luego: “¡Señor mío!, Te pongo por testigo de que Abu-Ubaida ha cumplido con su deber”
Y después comenzó de lleno la batalla, y comenzaron a caer los líderes de Quraish,. una gran sorpresa sucedió a mano de dos muchachos. Sucedió que Abdul-Rahman Ibnu Awf quien tenía el liderazgo del ala derecha del ejército musulmán, constituido por no más de 15 o 20 efectivos, vio entre los soldados a un muchacho de 15 años llamado Mu’adh y a su primo de 14 años.
Al margen de los acontecimientos, conviene observar que el Profeta no permitía a los niños participar en las guerras, respetando los derechos de los niños. No obstante permitió a estos dos muchachos hacerlo, después de su insistencia y después de probarle que podían manejarse perfectamente en la guerra. Los dos muchachos corrían como dos rápidas flechas. Pero siendo muy pequeños, no podían llevar las espadas de la forma habitual, y por eso las llevaban atadas alrededor de sus brazos y acordaron un plan entre ambos. Mu’adh dijo a Mu’awwedh: “Apuñala el caballo de modo que el hombre caiga y entonces yo voy a darle un golpe de espada” y pusieron en práctica este plan tal como lo habían concebido. Sin embargo Ikrima Ibnu-Abi-Yahl corrió detrás de ellos, una vez abatido Abu Yahl y apuñaló el brazo de Mu’adh de modo que se lo dejó colgando de su hombro. Mu’adh dijo “Me di cuenta que mi primo iba a llegar al Profeta antes que yo; y quise darle la buena noticia al Profeta antes que él; entonces puse mi brazo bajo mi pie y lo arranqué de modo que no supusiera un obstáculo en mi vía al Profeta. Luego corrí al Profeta informándole de las buenas noticias sobre la muerte de Abu-Yahl.”. Abdul·lâh lbn-Mas’oud, el más débil entre los compañeros del Profeta, vino para verificar la veracidad de tales noticias, y encontró a Abu-Yahl todavía vivo respirando su ultimo aliento, y lo remató. La ironía está en que la matanza de Abu-Yahl se llevó a cabo a manos de dos adolescentes y por el hombre más débil de los compañeros del Profeta.
El Profeta Mohammad ordenó a su ejército que nadie matase a Abul-Bujturi Ibnu-Hisham como signo de gratitud por lo que este hombre había hecho a favor de los musulmanes durante el bloqueo.
Observa la ética militar del Profeta, que solamente el mundo ha sabido después de la segunda guerra mundial. En lugar de combatirle, cada vez que un compañero veía al hombre, lo evitaba, el hombre se sorprendió y preguntó a un compañero: “porqué no me combates? Y el compañero le respondió: “El Profeta nos ha ordenado no matarte”. El hombre, preguntó sorprendido: ¿Porqué? El compañero contestó: “Por gratitud hacia a lo que has hecho en los días del bloqueo”. No obstante el hombre despiadadamente preguntó: “Y si yo comienzo a combatirte?” El compañero respondió: “Escaparé de ti obedeciendo la orden del Profeta”. El hombre quedó persiguiendo al compañero hasta que obligó al último a matarle en defensa propia. Y después se acercó al Profeta llorando y pidiendo perdón porque había tenido que matarle en defensa propia. El Profeta dijo “Cálmate. Solamente quise expresarle nuestra gratitud”
Tienes que ser humilde ante Alah durante este Ramadán para que te otorgue la victoria después de Ramadán. Yibril (Gabriel) descendió con miles de ángeles para afianzar a los creyentes. “Cuando tu señor inspiró a los ángeles: Estoy con vosotros, dad firmeza a los que creen; Yo arrojaré el terror en los corazones de los que no creen. Por lo tanto golpead las nucas y golpeadles en los dedos” (TSQ, 8:12)
La valentía y la seriedad de parte de los musulmanes, les condujo a una victoria colosal tomando venganza de cada uno de los que antes había causado perjuicio a los musulmanes. Setenta líderes de Quraish murieron. Incluso Abu-Lahab, quien rehusó salir con el ejército, murió en Makka de forma terrible.
El Profeta cavó una fosa llamada Al-Qulayb, en la que se enterraron a los 70 cadáveres de Quraish. Después se puso a pie delante de la tumba y les preguntó: “¿habéis encontrado verdad lo que vuestro Señor os ha prometido?”
La batalla terminó con la muerte de 14 compañeros del Profeta, 13 de ellos de Al-Ansâr (Los auxiliadores) y 1 solamente de los emigrados; su compromiso con el Profeta, que los Rezos y la Paz de Al·lâh sean sobre él, consistía en un acuerdo que incluye el sacrificio hasta el último aliento.

BATALLA DE UHUD (625)

El plan de acción:
La estrategia militar planeada por el Profeta quiso forzar a Qoraysh a encontrarse con su ejército cara a cara, en vez de ser flanqueado. Así, el plan era asegurar el ala izquierda haciendo parar a su ejército en una línea en el estrecho espacio entre el monte Darters y el monte Uhud, de modo que el primer soldado del ejército musulmán estuviera parado adyacente a la montaña. El ala derecha fue asegurada colocando 50 Hombres , conducidos por Abdul·lah Ibnu-Jubair, encima del monte Darters para que el enemigo no consiguiera flanquearla por la parte posterior.
En cuanto a Qoraysh, su ala izquierda estaba formada por 700 soldados, conducidos por Ikrima Ibnu-Abi-Yahl. El ala derecha la constituían 300 jinetes, conducidos por Khaled Ibnu-al-Walîd. El ala media estaba formada por 2.000 soldados, conducidos por Abu-Sufyân. El ejército de Qoraysh era más de tres veces superior en número al ejército musulmán.
Abu-Sufyân planeó, de hecho, flanquear a los musulmanes por su parte posterior. Sin embargo, su plan fracasó debido al plan intachable del Profeta para las alas derecha e izquierda. Siempre que Khaled Ibnu-al-Walîd intentaba moverse hacia el monte Darters, los allí situados le atacaban, así que lo obligaban a permanecer donde él estaba. En cuanto al ala derecha, la única manera para Ikrima Ibnu-Abi-Yahl de atacar a los musulmanes era circundar el monte Uhud, pero se trataba de una distancia muy grande - cerca de 23 kilómetros. Así pues, tal como lo planeó el Profeta Abu-Sufyan se vio forzado a encontrarse con al ejército musulmán solamente con el ala media. El abanderado en el ejército musulmán era Mosab Ibnu-Umair . El comandante de operaciones era Hamza Ibnu-Abdil-Muttalib, que tenía dos ayudantes: Ali Ibnu-Abi-Taleb y Az-Zubair Ibnu-al-Awwam Por otra parte, el abanderado del ejército de Qoraysh eran la familia de Abdud-Dar, que constaba de nueve miembros.
Hamza Ibnu-Abdil-Muttalib, el León del Islam, parado en el centro del campo de batalla, se coloca una pluma en su pecho, como dando a entender que no está asustado, comienza a marchar de una manera jactanciosa. El Profeta levantó la moral del ejército y el ejército comenzó a moverse. Hamza penetró en medio del ejército de Qoraysh hasta muy adentro y se replegó repetidas veces. Ali y Az-Zubair lo imitaron de forma valerosa. Hamza decidió matar al abanderado. Al hacerlo, la bandera pasó a manos de otro, al que también terminó matando, y siguió pasando la bandera de mano en mano y repitiendo la operación hasta que mató a nueve de éstos. Enseguida se puso de manifiesto que los musulmanes eran el bando triunfante, solo a la media hora de comenzada la batalla. Pensando que la batalla estaba finalizada, los arqueros deciden dejar sus posiciones en la montaña, para ocuparse de su parte del botín. Solamente Abdul·lâh-Ibnu-Jubair y diez arqueros más rechazaron desobedecer la orden del Profeta mientras que el resto de los cuarenta infringieron sus órdenes. Por lo tanto, el ejército musulmán sufrió un revés. Khaled, también llegó a pensar que la batalla estaba terminada y el plan había fallado. Así pues, decidió retirar a su ejército. Cuando él vio los arqueros abandonar las posiciones en la montaña, volvió a flanquear al ejército musulmán por su parte posterior. Mandó matar a los diez arqueros que permanecían en sus posiciones. Entonces, se paró en el monte Darters gritando en alta voz "Glorificado sea Hobal", de modo que Abu-Sufyân supiera que su plan había prosperado.
La moral de Qoraysh empezó a levantarse, mientras que la de los musulmanes comenzó a disminuir. Abdul·lâh Ibnu-Qame'a, uno del ejército de Qoraysh, era un fanático anti-musulmán. Salió a combatir pero con un solo objetivo: matar al Profeta Atacó a Mos'ab Ibnu-‘Umair, pensando que era el Profeta Cortó el brazo derecho de Mos'ab, así que éste cogió la bandera con su brazo izquierdo. Entonces le cortó el izquierdo. Mos'ab cogió la bandera con su pecho, de modo que la bandera del Islam siguió hondeando en lo alto mientras siguió con vida, hasta que al final lo mataron. Entonces el otro gritó, "¡yo maté a Mohammad, yo maté a Mohammad!".
Los musulmanes comenzaron a arrojar sus armas y a correr en dirección a Madina. Mientras tanto, el Profeta permanecía en el campo de batalla con apenas 20 de sus compañeros, entre quienes estaba una mujer - Om-Emara, Nosayba Bint-Ka'b.

BATALLA DE LA TRINCHERA Al-Jandaq (?)

La excavación estuvo terminada en 10 días, pero quedaba una roca que los musulmanes no pudieron fracturar. Ni Abû-Bakr ni Omar ni Ali pudieron quebrarla. Entonces mandaron por el Profeta quien al llegar pidió que le diesen un pico y rociaran la roca con un poco de agua. Entonces dijo: “En el nombre de Allâh”. Se cuenta: Entonces dio el Profeta un fuerte golpe a la roca que estremeció a los compañeros y que hizo que desprendiera chispas. Y dijo “En el nombre de Al·lâh, Persia ha sido conquistada” y dio otro golpe diciendo: “En el nombre de Allâh, Roma ha sido conquistada” y con el tercero golpe la roca ha sido pulverizada.
A su llegada, los enemigos fueron sorprendidos por la trinchera y se sintieron obligados a cercar la trinchera y esperar y no estaban en condiciones de hacer frente a esto con el avituallamiento necesario. Se vieron en una situación de estar a la defensiva pudiendo el Profeta de este modo llevar a cabo su estrategia.
El bloqueo duró 24 días esperando un momento de inadvertencia por parte de los musulmanes para atravesar la trinchera. He aquí a Amr Bnu-Al-Âs y Khâlid Bnu-Al-Walîd los jefes de caballería, que cabalgaron 4 kilómetros y medio esperando la inadvertencia de algún grupo para mandarle una señal a Aba-Sufiân para atravesar la trinchera.
De ahí viene la importancia de la vigilancia a fin de que no se despiste ninguno de los 1500 efectivos musulmanes. Para ello a cada grupo de los 25 corresponde un vigilante; Sa’d Bnu-Mu’âdh con su grupo recorrían los grupos de vigilantes para cerciorarse de la falta de despiste por parte de ninguno de ellos. Esto durante el día. Para ello, tanto Omar Bnu-Al-Khattâb como Abû-Bakr vigilaban tanto a Sa’d- Bnu-Mu’âdh como a su grupo. También, el Profeta tenía la misión de vigilar desde el monte Sal’ a su vez a Omar-Bnu-Al-Khatab, a Abû-Bakr y al resto de los grupos. Cuatro puntos de vigilancia durante 24 días sin ningún fallo.
Los qorayshitas se les ocurrieron una idea, consistente en aliarse con los judíos de Madina, Banû Quraydha. Estos últimos poseían armas con las que podrían matar a las mujeres y a los niños que se encontraban al sur, lo que obligaría al Profeta a dirigirse allí o a aminorar los efectivos que tenía atrincherados, de manera que serían atacados desde el Norte y desde el Sur.
Hoyayy Bnu-Al-Ajtab se dirigió hacia el jefe de Banî Qoraydha, Ka’b-Bnu-Sa’d y le manifestó: “te he venido con lo más exitoso y lo más bueno que esconde la historia; te he venido con Qoraysh y Ghatfân”. El jefe le respondió: “me has venido con lo peor que esconde la historia. Por Dios que no he visto de Mohammad más que cumplimiento de los compromisos y justicia, no me ha tomado nada de mis bienes, no me ha obligado a creer en su religión, y cuando os ha expulsado no me ha juzgado por vuestro error”. Pero Hoyayy no renunció hasta convencerle. Pero le pidió que fuera él el que determinara el momento de atacar a las mujeres y a los niños y romper el pacto.
El profeta había pedido a Sa’d de no declarar en público la verdad de la noticia si fuese mala sino que utilizase una señal que pudiera entender el Profeta solamente para no desalentar a los musulmanes; pero si aún mantenían su lealtad, entonces que lo pregonase abiertamente. Por eso Sa’d-Bnu-Mu’âdh, cuando obtuvo la información, dijo al Profeta: “’Adl y Quârra”, que son nombres de tribus que habían traicionado al Mensajero de Al·lâh (SWT) anteriormente. El Profeta, que comprendió la clave, gritó: “ Al·lâh es el más grande, buen augurio, ¡esperad un triunfo por parte de Al·lâh!” y nadie más que él había descifrado el mensaje. Entonces el Profeta se sentó perplejo y estuvo así un buen rato. Pero los judíos publicaron la noticia en el interior de la ciudad por lo que todos se enteraron. Los hipócritas empezaron a burlarse de los musulmanes y de lo que decía el Profeta cuando estaba golpeando la roca. Al·lâh dice en su libro: [Y cuando un grupo de ellos dijo: ¡Gente de Yazrib (Madina) no tenéis donde estableceros, volveos! Hubo algunos que pidieron dispensa al Profeta diciendo: Nuestras casas están desnudas (desprotegidas). Pero no estaban desnudas, sino que querían huir.] (33:13) Al Ahzâb /( los coaligados).
Los judíos empezaron a ejecutar su plan. Enviaron a un hombre para explorar el fortín donde acampaban las mujeres y los niños. Como centinela estaba Hassân-Bnu-Zâbit, el poeta del Profeta que no entendía de guerra. Safíya, la tía del Profeta (SAAWS) y madre de Zubayr le ordenó a Hassân matar al hombre. Hassân respondió que no era capaz de matar. La mujer tomó la barra y golpeó al hombre dos veces en la cabeza y lo mató. Entonces pidió a Hassân de cortar su cabeza y arrojarla cerca de los fuertes de los judíos para mostrarles que había una vigilancia en el fortín de las mujeres. Hassân respondió que no podía hacerlo. La mujer tuvo que cortar ella la cabeza, a lo que Hassân tuvo que volver su rostro por no soportar la imagen. Luego arrojó ella misma la cabeza decapitada cerca de su fortaleza. De esto pudieron desprender los judíos que había ciertamente vigilancia. Es por eso que el Profeta después del triunfo ofreció una daga a Safiya del reparto del botín, como símbolo de su contribución a la protección de la retaguardia del ejército.
El Profeta marchó hacia Ghaftan, como segunda tribu fuerte después de Qoraysh, con 3 mil efectivos. Negoció con ellos recibir una tercera parte de los dátiles de Madina a cambio de renunciar a la guerra. Le respondieron: “no, queremos la mitad”. El Profeta no aceptó y les repitió la misma oferta. Aceptaron finalmente y el Profeta dijo: “pues, voy a consultar a mis compañeros”. Ellos dijeron: “pero eres tú el jefe”. El Profeta dijo: “ sí, pero la ciudad les pertenece y es preciso consultarles”.
El Profeta demandó la opinión de Sa’d-Bnu-Ubâda y de Sa’d-Bnu-Mu’âdh. Le preguntaron si se trataba de un hecho consumado para callarse. Les dijo el Profeta que no se haría nada hasta consultar con vosotros. Sa’d le respondió: “¡Oh Profeta! ¿Es Al·lâh el que te ha ordenado hacerlo y nos callamos; o algo que quieres que hagamos, y que haremos para satisfacerte; o algo que debes hacer por nuestro bien y por miedo por nosotros?. El mensajero de Al·lâh dijo: “es algo que debo hacer por vuestro bien. Juro por Al·lâh que quiero sólo dividir a los árabes y hacer que os unáis bajo una misma dirección”. Sa’d dijo: “Oh Profeta de Al·lâh, fuimos antes junto con esos una gente incrédula, adorábamos ídolos, y no creíamos en Al·lâh. A pesar de todo eso, nadie codició un solo dátil de los dátiles de Madina sin tener que pagarlo. ¡¿Ahora, que Al·lâh nos ha agraciado con el Islam, van a tomarlo sin pagar por él?!. ¡Por Al·lâh, que lo único que van a obtener de nosotros serán nuestras espadas!. El profeta sonrió y dijo: “como queráis”. Entonces se volvió a la tribu de Ghaftân diciendo: “los dueños de Madina no aceptan el pacto”.
¿Os dais cuenta, los aquí congregados, cuán valiosas son las riquezas de nuestros países y no nos sacrificamos por ellas, siendo así que Occidente viene cometiendo injusticia con nosotros durante tantos años al llevarse nuestras materias primas y devolverlas a nosotros como productos acabados mucho más encarecidas?. Occidente ha seguido enriqueciéndose mientras entre nosotros lo que se ha incrementado ha sido el paro y la pobreza. Debe prevalecer la verdad y la justicia en la producción de los bienes en el mundo.
Han transcurrido 23 días del asedio, y el Profeta se ha visto obligado a enviar algunos efectivos para proteger a las mujeres y los niños. Qoraysh empezó a aventurarse a irrumpir en la zanja. Entre ellos estaba Amr-Bnu-Wad, a quien nadie era capaz de vencer en la lucha libre, un personaje que no había participado en la batalla de Badr ni en la de Uhud por estar de viaje, y hoy descendía en la trinchera con su caballo diciendo: “¿quién me reta?”. Ali dijo al Profeta: “yo lo reto”. El Profeta le dijo: “¡siéntate!, que este es Amr-Bnu-Wad”. Ali insistió: “sí, él es Amr y yo soy ‘Alí”. El Profeta le dijo entonces: “¡toma mi espada! Y rogó para él: “¡Oh Al·lâh, acude en su ayuda! ¡ Oh Al·lâh has tomado a Abâ ‘Ubayda en Badr y has tomado Hamza en Uhud, ¡ no me dejes solo, Tu eres el que mejor hereda!”. ¿Os dais cuenta cuánto quería el Profeta a ‘Alí y cuánta ternura tenía?
Se adelantó ‘Alí al frente en dirección a ‘Amr-Bnu-Wad. El hombre le preguntó: “¿Quién eres tu?”. Le respondió: "Soy ‘Alí, hijo de Abâ-Tâlib”. El hombre le dijo: “¿’Alí Bnu Abí Tâlib?. Hijo, tu padre era amigo mío, no quiero matarte. Apártate”. Ali le replicó: “pero yo sí quiero matarte, tienes que elegir entre tres cosas: decir {Doy testimonio de que no hay más dios que ALAH y de que Mahoma es Su siervo y Su enviado}, regresar a Makka o bien te decapito”. Al escuchar estas palabras de ‘Alí, el hombre se puso enfurecido, hirió su caballo y con su sangre se embadurnó su cara. Entonces lo agredió con un potente golpe de espada que encajó ‘Alí con su escudo. Ambos empezaron a embestirse, y no se vio más polvo ascendiendo. El Profeta no paraba de implorar de Al·lâh: Auxilia, oh Al·lâh, a ‘Alí. La gente siguió con atención el combate hasta que se hizo el silencio y en medio del polvo se alzó una voz: “Al·lâho Akbar” (Al·lâh es el más grande). El Profeta también gritó: “Al·lâho Akbar” Entonces apareció ‘Alí portando la cabeza de Amr Bnu Wad”. El Profeta le dijo: “Arrójala donde se encuentran ellos para que se espanten”
Sa’d-Bnu-Mua’d, a causa de una flecha errática que le alcanzó en su brazo, fue llevado a una tienda en la Mezquita del Profeta donde fue tratado por Rafida por orden del Profeta Este fue el primer hospital organizado por los musulmanes, dirigido por una mujer. Sa’d fue acarreado mientras perdía sangre, y entonces dijo: “¡Oh Al·lâh! Si hay todavía batallas contra Qoraysh no quiero morir sin que las asista, pues no hay pueblo que yo desee combatir tanto como al pueblo que ha dañado al Profeta. Si esta es la última batalla, quiero morir como mártir. Y no quiero que me quites la vida hasta que cures mi pecho vengándote de Banî Qoraydha”.
En ese momento, perteneciente a la tribu de Ashÿa’, una de las tribus enemigas que estaban cercando la trinchera, aparece Nu’aym-Bnu-Mas’ûd, quien se dirigió hacia el Profeta para declarar su creencia en el Islam. Nu’aym dijo: “estoy a tu disposición, esperando tus órdenes”. El Profeta dijo: “Tu para nosotros seguirás siendo una persona íntegra, por tanto puedes simular divergencia con nosotros, pues la guerra es engaño. Te diré lo que puedes hacer…”. Observemos a este juicioso e íntegro hombre. Que aprenda nuestra juventud de él.
Se dirigió a Banî Qoraydha ocultando que se ha convertido al Islam. Y les dice: “Ya conocéis mi amor hacia vosotros y mi odio hacia Mohammad”. Le responden: “tú, entre nosotros, no has sido nunca objeto de ninguna acusación”. Siguió: Esta tierra os pertenece a vosotros no a Qoraysh. Ella –Qoraysh – puede hartarse y decidir desistir de luchar contra Mohammad y regresar con su ejército. Si encuentra que existe una buena oportunidad se quedaría para aprovecharla pero si encuentran riesgo para su tribu os abandonarán a vuestra suerte y no podréis estar a salvo de Mohammad”. Le dijeron: “¿Y qué es lo que propones?”. Les contestó: “Proponed a Qoraysh la guerra y pedidles 50 personalidades de sus notables como aval. Si aceptan eso, significa que quieren combatir; si no, es que os van a engañar”. Dijeron: “Cierto, es una buena Opinión”
También, se dirigió hacia Abâ-Sufiân y le dijo: “Sé que Banû Qoraydha han cambiado su decisión y han propuesto a Mohammad entregarle 50 notables de Makka a cambio de su perdón. Y él ha aceptado”.
Al día siguiente, Abû-Sufian fue hacia Ka’b-Bnu-As’ad y le preguntó: “¿Cuándo vamos a combatirles?”. El otro respondió: “¡envíanos a 50 personalidades para estar seguros de vuestra promesa de lucha”. Entonces Abû Sufyân pensó por dentro: “cierto, tenía razón No’aym Bnu Mas’ûd” De este modo, ambos no se pusieron de acuerdo y terminaron separándose, y ello supuso el principio de la victoria, gracias a un solo hombre. No se le conoce en la trayectoria del Profeta a este hombre otras actuaciones parecidas.
Es Miércoles, y el Profeta sobre la montaña Sal lleva implorando durante tres días Se presentó después de esta plegaria, una noche fría, lluviosa, con un fuerte viento que arrancó las estacas de las tiendas de los enemigos y arrojando lejos los víveres y golpeando sus rostros brutalmente con la tierra y la arena. Así dio comienzo la victoria: gracias a esta potente ventisca.
El Profeta dijo: “¿quién está dispuesto a ir en busca de noticias sobre el enemigo?”. Nadie osó contestar ni moverse a causa del frío y del temor. Repitió de nuevo: “¿quién está dispuesto a ir en busca de noticias sobre el enemigo y le garantizo la vuelta?”. Tampoco se levantó nadie. A la tercera: “¿quién está dispuesto a ir en busca de noticias sobre el enemigo, le garantizo la vuelta y será mi amigo en el Paraíso?”. Nadie se ofreció tampoco. Entonces, el Profeta dijo a Hudayfa Bnu Alyamân: levanta tú. Cuenta Hudayfa: “no encontré a nadie dispuesto a ofrecerse y por Alah que, de no ser por vergüenza del Profeta, no me hubiese levantado. Le dijo el Profetave y procura volver con información acerca del enemigo sin provocar conflicto.
Hudayfa cuenta: “fui temblando de frío, hasta llegar a la trinchera donde empecé a sentir calor como si estuviese en un baño.Y proseguí hasta ver a Abâ-Sufiân buscando fuego para calentarse sus manos. Se dirigió a la gente: “Oh, gente, agruparos a mi alrededor”. Entonces me senté entre ellos y dijo: “Os voy a hablar muy seriamente. Que cada uno se asegure de quién está cerca de él, pues no puedo estar seguro de la infiltración de los espías de Mohammad.”
Prosigue su narración: “Entonces, me anticipé preguntando a dos personas que estaban a mi lado: “¿Quién eres tú?”. “‘Amru-Bnu-Al ‘âs”, me contestó el primero. “¿Y tú?”. Me respondió el segundo: “Muâwiya-Bnu-Abî-Sufyân”... (¿Os dais cuenta de la agilidad mental?. Cuando Amru Bnu Al’âs llegó más tarde a abrazar el Islam, estuvo un año riéndose cada vez que recordaba el incidente.). Miré a Abâ Sufyân y vi que estaba justo delante de mí. Agarré una flecha pensando matarle, pero recordé la orden del Profeta de no provocar ningún incidente, y entonces solté la flecha. Abâ-Sufyân empezó a hablar diciendo: “¡ Oh gente! Se han aunado sobre vosotros la traición de los judíos, el frío y el viento, y como el asedio no se va a terminar, voy a regresar. ¡Seguidme!”. Entonces pensé por dentro: “Dijo verdad el Profeta. Gracias a Al·lâh que no he provocado entre ellos ningún incidente. Luego regresé al Profeta, y tan pronto llegar, volvió a mí el frío. Lo hallé rezando en la Mezquita. Al terminar la oración me cubrió con su capa y de ese modo volvió a mí el calor. Entonces se inclinó y se prosternó mientras su mano me abrigaba (¡Démonos cuenta de la ternura del Profeta!). El Profeta (SAAWS) tan pronto finalizó su rezo y saludar, le dio Hudayfa la buena nueva: “el ejército de Qoraysh retorna”. Se levantó el Profeta diciendo en voz alta: “Que Al·lâh te dé buenas nuevas.”.
Entonces se volvió a su gente y dijo: No hay dios sino Al·lâh, El Único. Ha cumplido su promesa, ha hecho triunfar a Su ejército, ha vencido a la coalición Él solo”. Después dijo: “Hoy podemos conquistarles en vez de que nos conquisten”.
A partir de aquí finaliza la guerra defensiva.
El Mensajero de Al·lâh les pidió a sus compañeros que regresasen a sus hogares (habían transcurrido 24 días de resistencia). En estos momentos vino Ÿibril [Gabriel] por orden de Al·lâh y dijo al Profeta: “¿Habéis depuesto vuestras armas antes que los ángeles? Bani Qôraydha os han traicionado y Al·lâh no ama a los traicioneros.”. Entonces, el Profeta (SAAWS) pidió a la gente regresar otra vez y que la guerra todavía no había terminado (¿Os dais cuenta cuán valiosa es la misión?), y les dijo: “aquel que crea en Al·lâh y en el Último Día, no ha de rezar la oración de Al ‘Asr sino en Banî Qoraydha”. Algunos interpretaron que había dicho que no debían rezar Al’Asr sino en Banî Qoraydha mientras otros las interpretaron como que debían rezar Al ‘Asr tan pronto como llegue la hora de hacerlo aun antes de llegar y acudir después a Banî Qoraydha. Entonces, algunos rezaron el ‘Asr por el camino y otros lo hicieron en Banî Qoraydha, sin que el Profeta haya reprendido a ninguno de ellos (Esta es la ética de la divergencia. Tomad ejemplo, ulemas de la Nación Islámica, y basta de controversia en la Jurisprudencia Islámica)
El bloqueo de Banî Qoraydha duraó 25 días hasta que su gente querían deponer sus armas y abandonar Madina. Pero el Profeta les dijo que tenían que esperar su decisión. Intervino la tribu de Aws apelando a la justicia del Profeta y a su benevolencia. Les dijo: “¿No queréis que lo decida un hombre de los vuestros?”. Contestaron: “De acuerdo”. Entonces les dijo: “Ese no puede ser otro que Sa’d-Bnu-Mu’âdh. ¿Estáis conforme?”. Asintieron, y entonces Sa’d Bnu Mo’âdh, que estaba herido y se encontraba en Madina, acudió montado en un asno y después fue ayudado por dos hombres a incorporarse, dado que la herida le impedía ponerse de pie por sus propios medios. Les dijo: “ha llegado el momento de que la decisión de Sa’d no se vea interferida por el reproche de ningún censurador”. Entonces les preguntó: “¿Aceptáis mi dictamen?”. Dijeron que sí”. Observó al Profeta quien con un movimiento de cabeza le dio su conformidad así como Alí (RAA). Entonces dijo: “Lo que veo es que nos habéis traicionado a todos nosotros. Por tanto, veo que deben ser sacrificados los hombres, sean tomados sus bienes y sean objeto de cautiverio sus mujeres y su descendencia”. El Profeta dijo: “Oh Sa’d has pronunciado el dictamen de Al·lâh más allá de los siete cielos. Y el Islam es Misericordia, pero no con los líderes de la traición”.

BATALLA DE CONQUISTA DE LA MECA

El ejército de los musulmanes avanzó por fin contando con diez mil hombres, a diferencia de las batallas anteriores como en Badr, 300, en Jaybar 700, De todas las tribus de los árabes. Los dos últimos años en tregua con Quraysh habían sido benéficos para los musulmanes y la conversión de los árabes era masiva. El ejército tomó el camino hacia la tribu Hawâzen y así todos los que espiaban al Profeta creyeron que se dirigía hacia esa tribu. Esta última se preparó a la guerra. Sin embargo, a ocho KM de Hawâzen, el profeta cambió de rumbo y se dirigió hacia la Meca a toda prisa. Envió a Talha y Az-zubayr como exploradores y les ordenó capturar a todo espía de Quraysh que encontraran en su camino. Con ello Quraysh permanecerá sin nuevas noticias del ejercito del Profeta que, según las últimas noticias, seguía dirigiéndose hacia Hawâzen. El profeta había conseguido acercar su ejército de diez mil hombres a La Meca sin que Quraysh lo sospechara siquiera.
Cuando llegaron a las afueras de La Meca, montó su campamento y ordenó a sus compañeros que encendieran los fuegos. Quería empezar abatiendo los ánimos de los de Quraysh y apagar sus ganas de combatir. En ese momento un hombre de Quraysh salía de la Meca en camino a la Medina, era Al-‘Abbâs, el tío del Profeta que se había convertido al Islam y decidió emigrar a donde estaba su sobrino Mohammad. Dios quiso que fuera el último de los emigrantes y que así obtuviera la recompensa de tal sacrificio en nombre del Islam. El profeta se alegró por esa noticia pero su tío le pidió que no entrara a la Meca y que le dejara volver para hablar con Abû Sufyân para que entregue la ciudad sin combatir. El Profeta aceptó su proposición y le dio su mula para que sus hombres supieran que Al-‘Abbâs volvía a La Meca con su aprobación.
En el camino de vuelta hacia La Meca, Al-‘Abbâs se encontró con Abû Sufyân que salía de nuevo hacia la Medina para volver a intentar convencer al Profeta y hacerle aceptar la prolongación de la tregua. Pero qué se podía hacer ante los propósitos y la voluntad de Dios: la verdad debía de triunfar. Abû Sufyân vio los fuegos. Cogido por sorpresa no supo de qué se trataba. Y al encontrarse con Al-‘Abbâs, este último le anunció que era Mohammad con un ejército de diez mil hombres y venían con él todos los árabes para conquistar La Meca. Si se proponía combatir contra el profeta, toda Quraysh moriría. Pero, si entregaba la ciudad, salvaría la vida de sus compatriotas.
Abû Sufyân aceptó pero declaró temer que lo mataran por venganza por todos los musulmanes que mató. Luego montó junto a Al-‘Abbâs sobre la mula del Profeta y cada vez que pasaban junto a un fuego musulmán, se les preguntaba por su identidad. A la vista de la mula, sabían que era el tío del Profeta y los dejaban pasar. Siguieron así hasta que llegaron junto a ‘Omar Ibn Al Jattâb. Este último reconoció a Abû Sufyân y gritó: « es Abû Sufyân, te entregó Al·lâh, traidor sin palabra alguna, dame tu cabeza que la corte ». Pero Al-‘Abbâs le contestó: “yo lo protejo”, ‘Omar le contestó: “hoy no puedes proteger a nadie”, entonces Al-‘Abbâs le dijo: “lo dices porque es de Banî ‘abd Manâf (su familia), si fuera de ‘adiyy (la familia de ‘Omar) no te hubieras comportado así”, entonces ‘Omar lloró, veis su nostalgia. ‘Omar le dijo: “has abrazado el Islam hace unos momentos y juro por Al·lâh que mi felicidad por ello es mayor de que si fuera mi padre”. Entonces les dejó pasar a la tienda del Profeta. Al verle vista este último se puso rojo de rabia y le dijo: « Abû Sufyân, habéis traicionado y viniste a la Medina pretendiendo lo contrario », Abû Sufyân le contestó: « ¡Por Al·lâh ! realmente Al·lâh te prefirió a nosotros » entonces el Profeta respondió con la misma respuesta de nuestro señor Yûsof: « hoy no hay recriminaciones contra vosotros, que Al·lâh os Perdone que Él es el más Misericordioso. » Al ‘abbâs le dijo Abû Sufyân: “entrega la Meca”, antes de que respondiera, el Profeta le preguntó: “¡Oh Abû Sufyân! ¿declaras que no hay más dios que Alah y que Mohammad es Su mensajero?”. Abû Sufyân le dijo entonces: « qué indulgente, paciente y leal eres, por Al·lâh si existiera otra divinidad me hubiera ayudado hoy ». El profeta le preguntó: « declaras que soy el mensajero de Al·lâh? », Abû Sufyân le contestó: « en cuanto a esto sigo teniendo dudas ». Al ‘Abbâs le dijo entonces: « salva a Quraysh y atestigua que no hay otro dios que Alah y que Mohammad es Su mensajero », el hombre lo hizo pero en su voz se notaba que no estaba muy convencido. El profeta lo comprendió y sonrió.
Al-'Abbâs le dijo al profeta: « Abû Sufyân es un hombre que aprecia el prestigio, dale algo ». El profeta declaró entonces que cualquiera que entre a la casa de Abû Sufyân estará a salvo y cualquiera que se encierre en su casa o en la mezquita lo será también.
El Profeta le pidió a su tío que se llevara a Abû Sufyân con él a su casa para que no cambie de opinión. También le pidió que a la mañana siguiente lo llevara a la cima de la montaña para que viera el desfile del ejército entrando a la ciudad. A la mañana siguiente, el Profeta hizo desfilar sus tropas y al ver Abû Sufyân a todas las tribus que abrazaron el Islam y forman parte del ejército, se dio cuenta de la fuerza de los musulmanes y dijo a Al ‘Abbâs: “el reino de tu sobrino ya es grande”, a lo que le respondió: “no es el reino, sino la profecía”. Entonces Abû Sufyân se adelantó al ejército gritando que los que entrarían en su casa estarían a salvo, los que entrarían a la mezquita sagrada estarían a salvo y los que entrarían a sus casas estarían a salvo y cada uno se fue a su casa.
El profeta entró en La Meca recitando la Sura de Al-Fath (LA CONQUISTA): « en verdad te Hemos Otorgado una victoria resplandeciente » hasta la última aleya: “Mohammad es el enviado de Alah, sus compañeros son terribles para los infieles y llenos de amor entre sí, tú lo ves arrodillados, prosternados, buscando el favor de Al·lâh y su satisfacción…” que el profeta recitó con voz alta y todo el ejército empezó a llorar.
EL Profeta ordenó a sus soldados que sólo combatieran a los diez que traicionaron. Sin embargo el profeta les perdonó al final y sólo murió Al Hubâr Bnu al Aswad después de combatir con Az-zubayr. Cuando el profeta se dirigió a la Ka’aba diciendo: « vino la verdad y se desvaneció lo falso porque lo falso está destinado a desvanecerse » entonces, cada vez que señalaba un ídolo de los que adoraban los infieles se caía y así destruyó a todos los ídolos. Luego hizo subir a Bilâl encima de la mezquita para que llamara al rezo por primera vez en La Meca.
El Profeta subió entonces al monte As-Safâ y dijo dirigiéndose a la gente después de que ordenó que salga de sus casas: « ¡Oh Quraysh! ¿qué creéis que voy a hacer con vosotros? a lo que contestaron: « eres un hermano generoso y un sobrino generoso » a lo que declaró : « hoy no habrá recriminaciones contra vosotros Que Al·lâh os Perdone, iros que sois libres ».

BATALLA DE HUNAYN (628)

Todavía en la Meca, el Profeta se enteró de que las tribus de Hawâzin y Zaqîf se preparaban para combatirle, reuniendo veinte mil combatientes. Pensaban que si derrotaran a Mohammad y a Qoraysh -ya debilitada- podrían dominar la península árabe en su totalidad. Entonces, el Mensajero de Al·lâh decidió salir a su encuentro con doce mil combatientes (los diez mil con que vino desde La Medina y dos mil de los nuevos musulmanes). Emprendió esta guerra a los sesenta años de edad.
Hawâzin decidió enfrentarse a los musulmanes en un lugar llamado Hunayn, a tres días de marcha desde la Meca. Acamparon allí en un valle por el cual las fuerzas de la Meca estaban obligadas a pasar, y se escondieron detrás de los árboles y las rocas. Siendo un comandante militar de mérito, el Mensajero se dio cuenta de esta táctica y pidió a sus compañeros averiguar si había alguna emboscada en este valle. Pero parece que había cierta inclinación entre los musulmanes que estaban seguros de la victoria. El ejército musulmán que se dirigía al encuentro de Hawâzin estaba encabezado por Jâled Ibn Al-Walîd acompañado por mil caballeros. El Profeta, atento, les había enseñado avanzar hacia el valle batallón por batallón y no todos al mismo tiempo. Pues adivinaba la conspiración aunque las noticias lo negaban.
Al llegar el tercer batallón al valle, los combatientes de Hawâzin salieron de sus escondites y atacaron a los musulmanes con tanta fuerza que Jâled cayó herido y se desmayó. Los Compañeros que antes de la batalla decían: “no perderemos la guerra hoy porque combatimos con un número enorme”, se encontraron atacados por todas partes. Algunos intentaban subir el valle, otros descendían y, en medio del desorden, marchaban unos sobre otros. El Profeta , entonces empezó a gritar alto: “soy el Profeta, soy el hijo de ‘Abdulmuttalib.” Viendo el estado del ejército, el Mensajero empezó a invocar a Al·lâh diciendo: “Alah, Haz que se cumpla Tu promesa, le ruego que nos Concedas la victoria”. El primero en acudir a su encuentro fue Al-‘Abbâs que tenía una voz fuerte. Tomó las riendas del camello del Profeta y empezó a gritar: “venid al Mensajero de Alah”. Pero nadie vino. El Profeta –que los rezos y la paz de Alah sean sobre él- le dijo: “no es así ‘Abbâs, haz que se acuerden de los días victoriosos. Diles: gente del juramento de al ‘aqaba, gente del juramento del Reduán, inmigrantes, medinenses, Amigos que han memorizado la sura de Al-Baqara (La Vaca).”
La gente convocada por Al-‘Abbâs acudieron sin sus caballos que estaban incapaces de guiar en medio de la muchedumbre. Eran cientos de Compañeros que, detrás de Sa‘d Ibn ‘Ubâda, formaron un huracán alrededor del Profeta. Viendo el grupo que se formaba, los demás que habían huido empezaron a volver. El Profeta combatía con valentía hasta el punto de que su espada se rompió en su mano. ‘Alî, que tenía 33 años, cuenta que él mismo y otros compañeros se ponían detrás de él para sentirse protegidos.
Se infiltró entre la gente que rodeaban al Profeta un nuevo musulmán llamado Shayb, hijo de ‘Ozmân Ibn Talha, quien escondía entre sus prendas a un puñal con la intensión de matar al Profeta: “esta es la ocasión, hoy se acabó la magia”, pensando que todo lo anterior fue magia y hoy se acabó. Cuando estaba a punto de cometer su crimen, el Mensajero dio una vuelta hacia él diciéndole: “Shayb, te deseo el bien y tú quieres el mal para ti mismo.” El hombre quedó sacudido. El Profeta le aconsejó pedir perdón a Alah. Entonces el Profeta le preguntó: “¿Me defenderás?” “Sí”, contestó. Y en seguida, comenzó a combatir con gran valentía.
Los musulmanes triunfaron y derrotaron a Hawâzin y tomaron grandes botines que nunca habían conseguido. El Profeta empezó a distribuirlos muy generosamente a los recién convertidos y a Abû Sufyân que no pudo llevar solo su parte. Pidió que alguien lo ayudara en ello, pero Mahoma se negó diciéndole que lo lleve por sí solo ya que fue él quien lo quiso. Una lección sobre el valor del dinero cuando es mucho, uno tiene que asumir su responsabilidad.

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